lunes, 24 de marzo de 2014


ALEGORÍA

Ni cantaré para París ni para Siena
ni alabaré remotos inciensos de Bizancio
ni mis ojos se iluminarán de alabastro y púrpura
en el estruendo decadente de las orgías,
ni recordaré fabulosos reinos legendarios
ni a sus soñados personajes oprobiosos.

Cantaré para tí, puro entre los puros:
arroyo joven entre las adelfas,
que bajas tronante de las sierras
y llenas la mañana de pájaros
de música y de espumas.
Hijo de las lluvias del invierno
te morirás en la seca del verano.
A tí te canto,
emblema fugaz de vida y muerte
en tu breve belleza transparente
sobre la roca indiferente de la vida.

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